Los datos del Indec reflejan el peor momento de la recesión económica. La destrucción de puestos es más fuerte en los sectores de mayor calidad y entre los más jóvenes.
La Argentina cerró 2018 con un aumento interanual de casi dos puntos en la desocupación, del 9,1%, y un deterioro de todos los indicadores de empleo durante el cuarto trimestre, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).
Semanas atrás, la Secretaría de Trabajo había difundido datos sobre el empleo formal: en 2018 se destruyeron 191.000 puestos de trabajo y 130.800 de esos eran asalariados del sector privado. Pero también cayeron otros tipos de trabajos más precarios que venían creciendo: los monotrobutistas sociales y los trabajadores autónomos y monotributistas. Los datos del Indec terminan de pintar de colores oscuros el panorama.
El Indec mide el mercado de trabajo en 31 aglomerados urbanos de todo el país en los que vive aproximadamente el 62% de la población. Si se proyectan sus datos a toda la población económicamente activa, se desprende que en el cuarto trimestre de 2018 hubo 417.000 desocupados más que un año antes y que la Argentina terminó el año con 1,9 millón de desempleados.
Al pasar un tamiz más fino sobre los datos, las perspectivas no mejoran. La tasa de actividad (es decir, la cantidad de personas que tiene trabajo o lo busca de manera activa), se mantuvo estable. La tasa de empleo (población que trabaja) cayó del 43 al 42,2 por ciento. La tasa de desocupación, se dijo, trepó casi dos puntos desde el último trimestre de 2017. Y hay otros indicadores que denotan un deterioro del empleo: la tasa de ocupados demandantes de empleo (gente que necesita más trabajo) aumentó 2,6 puntos; y la tasa de subocupación demandante (personas que tienen trabajo pero buscan sumar otro) subió 1,5 puntos, hasta 8,7%.
«Lo que en el informe se considera como ‘presión sobre el mercado de trabajo’ -desocupados, ocupados que demandan empleo y ocupados que no demandan pero están disponibles) creció 5,6 puntos», dijo a TN.com.ar el economista Mariano De Miguel, del Instituto Estadístico de los Trabajadores de la Universidad Metropolitana.
Martín Kalos, director de la consultora Epyca, amplió: «El deterioro laboral se observa no solo en el desempleo, sino también en que hay más personas ocupadas buscando otro trabajo y personas subocupadas buscando otro empleo. En total, la población con problemas laborales y que busca otro empleo pasó del 21,9% a fines de 2017 a 26,4% a fines de 2018 de la PEA, lo cual equivale a casi 600.000 personas más buscando trabajo». Y concluyó que «la crisis del año pasado no pegó tanto en el desempleo, pero sí en el derrumbe del salario, en los ingresos de las familias», que debieron salir en busca de otro sustento.
Si continuamos con la disección del mercado laboral, las malas noticias siguen. El Indec informó que la desocupación crece a mayor ritmo en el segmento más joven de la población activa, de entre 14 y 29 años. La tasa de desempleo de los varones jóvenes subió cuatro puntos en un año, del 11,4% al 15,4%. La de las mujeres, 2,6 puntos, del 18,8% al 21,4%. Esto se profundiza en el Gran Buenos Aires, en donde la desocupación entre mujeres jóvenes llegó al 24,3%. Sin embargo, los aumentos en la población desocupada se constatan en hombres y mujeres de todas las edades.
Y la calidad del empleo también se deterioró. «La proporción de asalariados sin descuento jubilatorio (es decir, empleo informal) sobre el total de los asalariados aumenta un punto porcentual», de 34,3% a 35,3%, informó el Indec. Además, la participación de la industria manufacturera en el total cayó del 11,5% al 10,9%. Los sectores que aumentaron su peso relativo en el empleo son de menor calidad: el comercio (pasó del 17,4% al 18,4%) y el servicio doméstico (del 7,4% al 7,8%).
«La crisis hizo insostenible la manutención de dotaciones de personal en muchas ramas de la industria, incluso en aquellas donde el costo de capacitar nuevos obreros es alto y, por ende, se piensa muy cuidadosamente antes de despedir», escribió en su cuenta de Twitter el economista de la UBA y la UCES Leandro Mora Alfonsín, especializado en el sector manufacturero.
Lo que falta, lo que viene
El Gobierno espera que los datos de empleo del Indec sean los penúltimos de una larga y dolorosa serie de indicadores negativos que marquen lo peor de la recesión económica. Todavía falta conocer, la semana que viene, cuánto aumentó la pobreza en el 2018 de corrida cambiaria, recesión y alta inflación. Si la economía tocó piso a fin de año, tal como dijo el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne, la desocupación debería dejar de aumentar de aquí en más.
En ese sentido, en la cartera de Hacienda indicaron que, «como se esperaba, hubo cierta caída en el cuarto trimestre», algo «razonable dado el contexto de recesión». No obstante, resaltaron que el dato, del 42,5%, «sigue por encima del 41,9% del cuarto trimestre de 2016». La tasa de empleo, vale recordar, es la que mide la cantidad de personas con trabajo.
Además, indicaron que la suba del desempleo se debe en parte a esa destrucción de puestos, «pero más aun a un aumento en la tasa de actividad». El 46,5% registrado es la cifra «más alta para un cuarto trimestre». El dato, sin embargo, es prácticamente el mismo que el de hace un año: 46,4%. Dicho de otra forma, habría más gente que se incorpora al mercado de trabajo pero no consigue empleo.
En el Palacio de Hacienda creen que «el piso de la recesión habría estado en noviembre, lo cual permitiría que vuelva el crecimiento del empleo». Y remarcan que existe un problema estructural: «Desde 2011 no se crea empleo en cantidad y calidad».
Sin embargo, los datos privados no son muy esperanzadores respecto de la creación de trabajo. Según una encuesta de Manpower entre 800 compañías, la expectativa neta de incorporación de personal es de 0% para el segundo trimestre de 2019 y cae 6 puntos desde el mismo periodo del año previo.
«El mercado laboral se mueve con demora respecto de la actividad», explicó el economista jefe de Management & Fit, Matías Carugati. «Si el piso de la recesión fue en noviembre, como dijo el Gobierno, falta tiempo para que se traslade al empleo. Además, la recuperación vendrá por el lado del agro, que no es un sector empleo-intensivo. Puede ser que en el primer trimestre del año no veamos una mejora», advirtió.
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