El expresidente de Uruguay, Julio María Sanguinetti, y el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, fueron algunas de las personalidades que opinaron sobre la situación que atraviesa el país.
Un unánime rechazo a la situación en Bolivia atravesó este lunes no solo a la dirigencia política en la Argentina. Analistas internacionales, politólogos, referentes gremiales y personalidades de la región discuten si se trata de un golpe de Estado o de una transición en el marco de una crisis política e institucional. Evo Morales dejó la presidencia del país el domingo y denunció una acción «cívico-político-policial».
«El proceso electoral no fue transparente desde un comienzo», describió el politólogo Leandro Querido, en diálogo con TN. A través de su posición como director de la ONG Transparencia Electoral presenció en primera persona los comicios en el país sudamericano. «Recorrimos diferentes ciudades antes del 20 de octubre y realmente este es un escenario que se palpitaba», evaluó.
Querido explicó que había «mucha desconfianza» y que la misma «no era disipada ni siquiera por la presencia de los observadores de la Organización de los Estados Americanos (OEA)». «Evo Morales primero no reconoció los informes que hablaban de irregularidades y eso tensó aún más la situación», sostuvo el especialista.
Acerca del conflicto que se desató luego de las elecciones, especificó: «Una cosa es una irregularidad en una mesa, en un distrito, otra cosa es fraude estructural. El recurso que usan los autoritarismos en coartar al árbitro electoral y Evo Morales después de perder el referéndum que él convocó para permitir su reelección, puso gente adepta a él en el Tribunal Supremo Electoral (TSE). Evo tiró mucho de la cuerda y decidió llamar a elecciones cuando se hizo público el nuevo informe de la OEA, que ya era demasiado claro».
El premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel también manifestó su preocupación por la crisis política y social que atraviesa el país. «La situación de Bolivia tiene que ver con todo lo que está sucediendo en América Latina. Hay una intervención directa de los Estados Unidos en las elecciones», manifestó.
En declaraciones a Futurock señaló que la renuncia de Evo Morales «trata de evitar un baño de sangre, porque no es el primer intento de golpe de Estado violento contra Evo». Pérez Esquivel recordó que el dirigente indígena reconoció derechos y trabajó para disminuir la pobreza y mejorar la calidad de vida de los habitantes de Bolivia.
Marco Enríquez Ominami, excandidato a presidente de Chile e integrante del Grupo de Puebla, primero hizo una lectura regional de la situación que atraviesa Bolivia: «Que se incendie es malo para Chile y para la Argentina». Mientras que, más tarde, dio su punto de vista del conflicto: «No es paranoia decir que la derecha boliviana siempre ha querido sacar del gobierno a Evo Morales».
«¿Qué pasaría si le pidiera a las Fuerzas Armadas de Chile que le pidan a Sebastián Piñera su renuncia por todas las muertes y violaciones que están cometiéndose en mi país?», se preguntó durante una conversación con María Laura Santillán, en el programa Plato Fuerte de Radio Nacional.
En el mismo programa, el expresidente de Uruguay Julio María Sanguinetti cuestionó lo que sucedió en Bolivia, pero se diferenció de otras opiniones: «Se está viviendo una situación de facto, más allá de discutir si es o no un golpe militar. Es un golpe de Estado sui generis, pero nadie asume el poder».
«Lo que ocurre es Bolivia es una gran crisis política, hubo una situación de fraude en las elecciones y luego comienzan las protestas. Las fuerzas armadas le sugieren a Evo que renuncie pero no hay un golpe militar porque no hay ningún militar que encabece este movimiento», remarcó Sanguinetti. «No tienen nada que ver la situación en Chile con la de Bolivia. En el caso de Bolivia estamos ante un presidente que intenta renovar un mandato rechazado en su momento y ahora con fraude», agregó.
En tanto, la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), encabezada por monseñor Oscar Ojea, llamó a «rezar por la paz y la plena vigencia de las instituciones» a la luz de los últimos acontecimientos vividos en Bolivia y Chile, «en esta difícil hora que atraviesan los países de la región», según expresó a través de un comunicado de prensa.
Desde la CGT, uno de sus líderes, Carlos Acuña, fue categórico al definir como un «golpe de Estado» a los hechos en Bolivia y, tras asegurar no haberse sorprendido por la postura expresada por el gobierno nacional, sugirió que, incluso, cree que desde el Ejecutivo «apoyan lo que está sucediendo» en ese país.
También desde el ámbito gremial, la CTA Autónoma repudió «el golpe de Estado consumado en Bolivia por los sectores reaccionarios» e hizo «un llamamiento al gobierno argentino y a todos los presidentes de la región a desconocer el gobierno de facto».
https://tn.com.ar/internacional/bolivia-entre-las-denuncias-de-golpe-de-estado-y-el-repudio-la-intervencion-de-eeuu_1009911