A los jugadores se los vio muy mal en el hotel de la concentración. ¿Servirá el cachetazo?

Atrás quedaron las bromas y las risas después de la victoria ante Italia por 2-0. Claro, todo parecía una fiesta. El triunfo ante una selección que ni siquiera va al mundial los hizo creerse superiores, sin embargo la realidad mostró otra cosa. La humillación a la que fue sometida la Selección argentina en Madrid quedará en la historia. Y los jugadores, esos que se reían por haberle ganado a la azzurra, hoy callan.

Caras largas, bronca, tristeza y mucha frustación fue algo de lo que se pudo ver en el hotel de la concentración argentina. Messi ya no estaba. Se fue rápido, en charter, a Barcelona, el club que insistió para que no juegue un partido. Él también es parte de este grupo vergonzoso. Compartió vuelo con Piqué, Jordi Alba e Iniesta: ¿les habrá hablado de papelón o habrá masticado bronca en silencio?

Mascherano también se paseó nervioso por el hotel. No sólo no dio la talla en un partido de envergadura, sino que además mostró un nivel tan pobre que puso en dudas su lugar en Rusia. ¿Es obligatorio llevarlo?

Mascherano en el lobby del hotel

Los futbolistas locales también emprendieron el regreso. Volverán a ser ídolos en sus equipos. Poco pudieron mostrar. ¿Los harán sentir responsables de la derrota? Parece difícil. Después de todo sería cuestionar el futuro.

Pablo Pérez, uno de los convocados locales abandona la concentración argentina.

También vuelve Sampaoli. Vuelve de dar una conferencia de prensa liviana en donde resaltó las virtudes de España, pero tuvo muy poca autocrítica. Hasta se animó de hablar de un primer tiempo «muy bueno». Ahora se encerrará en el predio de Ezeiza. Lejos de la gente, lejos de todo. Pensará que pasó, que fue lo que no pudo controlar. Y quizás, para sus adentros, intentará explicar en palabras difíciles que España nos bailó. Porque el fútbol no es ninguna ciencia, pero parece que él todavía no lo sabe.

2018-03-28T13:25:48+00:00